sábado, 27 de octubre de 2012

Argentinos que votaron por Chavez?




Nadie me lo contó. Yo mismo los vi. Estaban muertos de la risa, vistiendo chaquetas, gorras y franelas alusivas al presidente Hugo Chávez y con claras evidencias, tanto en sus rostros como en sus palabras, de haber estado celebrando por todo lo alto desde hacia varios días el triunfo del comandante golpista en las pasadas elecciones del 7 de octubre.
En el vuelo 5000 de Conviasa con destino a la ciudad de Buenos Aires del pasado viernes 12 de octubre viajaban cerca de 80 ciudadanos de nacionalidad argentina. En su mayoría eran jóvenes con edades comprendidas entre los 20 y los 30 años de edad. También viajaban personas mayores, con edades entre los 50 y 70.
Me sorprendió ver que una cantidad significativa de los ciudadanos argentinos que iban en el vuelo, llevaran prendas de vestir alusivas a Hugo Chávez. Pero lo más sorprendente sería no solamente descubrir que aquella gran cantidad de gente procedente de la Argentina, no solo eran afectas al proceso revolucionario que lidera Chávez, sino que habían viajado desde hacía una semana desde Buenos Aires hasta Caracas para participar en las elecciones del  7 de octubre, no precisamente como observadores sino como electores.
En efecto, luego de esperar ocho horas por el avión (se suponía que el  vuelo debía despegar a las 6 de la tarde pero terminó despegando a las 2 de la madrugada) los ánimos de los pasajeros se fueron caldeando al extremo que fue necesaria la presencia de personal de seguridad. Los pasajeros reclamaban airadamente el retraso de ocho horas y exigían una explicación por parte de los empleados de la aerolínea.
Uno de los empleados de la empresa dejó colar la información de que el vuelo sería suspendido. La multitud enardecida empezó a gritar y uno de los tantos argentinos que estaban esperando impacientemente para abordar el avión, dijo: “nos trajeron a votar por Chávez y después que les dimos el voto ahora nos quieren dejar aquí botados estos pelotudos”.
La reveladora frase pronunciada por este argentino llamó la atención de todos los presentes. Un empleado de la aerolínea le confesó a este cronista, que desde el lunes 8 de octubre, todos los vuelos internacionales, sobre todo los que tenían por destino naciones centroamericanas y algunos países del sur, habían experimentado un sospechoso y vertiginoso aumento en el número de pasajeros. “Desde una semana antes de las elecciones, todos los vuelos internacionales, absolutamente todos, han estado full de gente. Pero los vuelos que vienen más llenos son los que tocan países de América del sur”, dijo.
La pregunta, por tanto, es evidente y hay que formularla duélale a quien le duela: ¿Cuántos ciudadanos extranjeros vinieron a votar el 7 de octubre por el Presidente Hugo Chávez? ¿Cuántos vinieron de Argentina? ¿Cuántos de Nicaragua? ¿Cuántos de Bolivia? ¿Cuántos de Cuba? ¿Cuántos de Rusia? Cuántos se  Bielorusia? ¿Cuántos de  Irán? ¿Cuántos de China?
En mi columna anterior expresé mi preocupación por el tema de la cedulación en Venezuela. Hoy quiero ratificar que los demócratas de este país no volveremos a ganar una elección presidencial hasta tanto le pongamos mayor atención al tema de la cedulación. La trampa no está en las máquinas de votación ni en las captahuellas. Lo que tiene un extraño olor podrido es el lugar donde se expiden las cédulas.
En Venezuela, el único documento exigido para poder ejercer el derecho al voto es la cédula de identidad. Pero sucede, que el único que controla y supervisa la entrega de cédulas es el  Gobierno. Chávez le ha repartido cédulas de identidad a medio mundo. A los que son venezolanos y a los que no lo son.
Soy de quienes cree que ese control sobre la cedulación le otorga a Chávez una gran ventaja electoral. No voy a decir que hay dos millones de extranjeros cedulados para votar por Chávez, porque no tengo pruebas para afirmar eso. Pero de que hay muchos extranjeros con cédulas en mano entrenados para votar por el Comandante Golpista, los hay.
La MUD debe poner la lupa en la cedulación. Hay que copiar el esquema aplicado por ejemplo en México, donde los electores sólo pueden votar si están registrados en la máxima autoridad electoral de ese país. Los demócratas en Venezuela somos muchos. Y tenemos muchos votos. Pero ganarle a un candidato ventajista que usa todo el poder del estado para hacer campaña y que además se da el lujo de repartir cédulas de identidad en 40 países del mundo para “exportar” votos que le permitan ganar los comicios, la cosa no es fácil.

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